Un aula, un ordenador, un proyector, una pizarra, rotuladores, rotafolios, mesas, sillas, folios,… un profesor y unos alumnos.
Cuando intentamos imaginar, visualizar, una acción formativa, todos más o menos pensamos en lo enumerado en el párrafo anterior. Pero ¿por qué ha de ser así?
Es cierto que aprender ciertas leyes o normas sin libros o apuntes y fuera de ese contexto puede ser algo más complicado, o que aprender un programa informático sin usar el ordenador parece carecer de sentido.
Igual de sinsentido que desarrollar habilidades directivas en un contexto que simule la realidad laboral. Y para ello no necesitamos proyectores, powerpoints, pizarras, mesas o sillas.
¡Necesitamos personas interaccionando! Necesitamos sacarlas de sus «zonas de confort«, allí donde siempre actúan de la misma manera (la que precisamente esperan los demás) y necesitamos enfrentarles al «espejo interior» que todos tenemos para ver cómo nos comportamos antes determinadas situaciones y así saber qué debo repetir, pues me da éxito y que es mejor cambiar, pues lo puedo hacer mejor.
Ser capaces de comprobar por nosotros mismos y con la ayuda de profesionales especialistas en personas cómo planificamos, cómo negociamos, cómo nos comunicamos, cómo delegamos, cómo motivamos, cómo trabajamos en equipo… ¡Cómo lideramos!
Es por ello que un día nos paramos a pensar y nos preguntamos, como Cámara de Comercio ¿de qué disponemos para realizar una formación de impacto, que genere valor real a las organizaciones, que desarrolle de verdad habilidades intra e inter personales y que además sea divertida?.
La respuesta, no tras poco pensar y debatir, fue muy clara. Disponemos de las mejores instalaciones de cocina que existen en España, tenemos la Escuela Internacional de Cocina.
A partir de ahí la cuestión ya sólo era de diseño.
Pensamos en una formación para profesionales que se centre más en ellos y menos en los contenidos, que sea dinámica y no estática, que sea activa para el alumno y no pasiva o receptiva (o sólo activa para el docente) y que realmente simule lo que sucede entre personas en el día a día laboral (aunque sea en un contexto diferente).
Y así diseñamos la gestión íntegra de un restaurante en un día, dónde los participantes no sólo serán los gestores-cocineros-camareros del restaurante, sino que además serán los comensales y degustarán el menú que hayan elaborado en equipo.
Para ello contarán con la ayuda de formadores sénior en el desarrollo de personas, de equipos y organizaciones y de profesionales cualificados del mundo de la cocina para hacer la formación más atractiva y potente que hay a día de hoy en el mercado para desarrollar personas.
Todo eso es el «COOK TRAINING». ¿Me vas a decir que no quieres probarlo?.
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