El coaching es una disciplina de moda. Se ha escrito mucho sobre lo que es, lo que no es, los distintos tipos de coaching, su aplicación en la vida profesional (executive coaching) o en la vida personal (life coaching) y aún así, hay un concepto distorsionado del mismo, por lo que es importante aclarar los aspectos claves sobre este método.
Se trata de un proceso cuyo objetivo es potenciar el talento de las personas y su crecimiento personal. Es sencillamente, el arte de fijar objetivos y alcanzarlos. En definitiva se trata de saber que quiero y cómo voy a conseguirlo. ¡Aparentemente sencillo!, si no fuera porque saber lo que uno quiere no es fácil. El coach, mediante preguntas poderosas, debe ayudar al coachee en esta tarea y posteriormente abrir un espacio de reflexión que permita a la persona mejorar en autoconocimiento y fijarse los objetivos.
Y la siguiente cuestión es «cómo alcanzarlos«. Para ello el coach ayuda al cliente a analizar qué es lo que le limita para alcanzar sus metas, le ayuda también a elegir las opciones que tiene y finalmente, se asegura de que el coachee diseña un plan de acción y lo pone en marcha.
Y después de esto, ¿qué?. Desde mi punto de vista es muy importante medir los resultados y su mantenimiento en el tiempo, estableciendo un sistema de medición que será decisivo para convencer a una Organización de lo provechoso que resulta invertir en coaching no ya solo desde el punto de vista cualitativo por los cambios que experimentan las personas, si no desde el punto de vista cuantitativo por su contribución a los resultados empresariales.
Deja una respuesta