Truth well told, la verdad bien dicha. Era y es el eslogan de la primera agencia de publicidad donde trabajé hace ya unos cuantos años…bastantes.
En esa época la Responsabilidad Social Corporativa ni estaba ni se la esperaba. El eslogan corporativo de esa agencia, McCann Erickson (una de las más punteras entonces y ahora), era toda una declaración de intenciones en cuanto a ética y transparencia. También todo un ejemplo de consistencia y coherencia, inusual ahora, en unos tiempos en los que parece que todo debe cambiar vertiginosamente por decreto ley: crearon el slogan en 1912 y aún lo siguen utilizando y potenciando.
Pero toda moneda tiene su reverso: un creativo bastante ácido de la agencia, motivado seguro por alguna experiencia “verdadera”, versionó el eslogan críticamente reconvirtiéndolo en “la verdad en desdicha” Ser como soy un apasionado, personal y profesional, de la publicidad y el marketing y de la responsabilidad social corporativa, puede ser síntoma de esquizofrenia, por lo opuesto que ambos mundos puedan parecer externamente.
Es mi creencia que ambos mundos están obligados a entenderse ineludiblemente por algo elemental y decisivo: los consumidores lo van a exigir. Un consumidor que estará dispuesto a aceptar una comunicación publicitaria/comercial que enfatice las bondades del producto, que lo hagan atrayente, que cree identidad y diferenciación de marca pero siempre que se base en algo tan básico como la realidad y la verdad.
Jamás los consumidores han tenido tantas herramientas para ser, de verdad, el que tiene la razón y para distinguir, premiando o castigando, entre verdades y mentiras. Transparencia, confianza , credibilidad pueden convertirse en palabras claves no sólo para persuadir al consumidor sino para que este simplemente acepte el diálogo con nuestra marca y sus mensajes. En unos tiempos de perdida de confianza y credibilidad generales, donde la verdad parece haber caído en desdicha, sería curioso que la publicidad, el diálogo comercial con los consumidores, se consolidase como un sistema basado en la verdad bien dicha.
Ver para creer. Si las marcas y los anunciantes son inteligentes, y muchos lo son, y mucho, lo veremos.
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