La función de Control, dentro de las funciones a realizar en el ámbito de la gestión de nuestras empresas, es quizá la de menos “glamour”, y peor imagen, comparada con otras como la Planificación Estratégica, la Gestión de Personas, el Diseño de Productos, el Cash-Management…
Siempre se ha asociado el Control de la Gestión, y la figura que lo encarna (el Controller), con una imagen de vigilancia, supervisión, inflexibilidad, rigor a ultranza, análisis de desviaciones, petición de explicaciones… En definitiva, acciones con evidente carga “negativa” y actitud “fiscalizadora” frente a las actividades de otros Departamentos de la Organización: ¡el “malo de la película”!.
Ciertamente, esta imagen responde a la realidad de lo que ha sido el Control de Gestión en muchas empresas en los últimos años: una función focalizada en “medir” lo realizado, comparar con lo planificado, analizar las desviaciones y solicitar las correspondientes explicaciones y puesta en marcha de acciones correctoras.
Lamentablemente, esta “forma de hacer”, y la imagen creada, no la vamos a poder cambiar fácilmente, y menos desde estos párrafos, por muchas alabanzas que queramos hacer de la función de “Control”. Si bien es cierto que las actividades de medición, análisis y control es necesario seguir realizándolas en nuestras empresas (debemos conocer qué ha ocurrido, ¿no?), creo que hay una serie de aspectos muy “positivos” en la función de Control, que, en mi opinión, no se valoran adecuadamente cuando se habla de Management en las empresas actuales.
Voy a intentar hacer de “abogado defensor”, resaltando alguno de ellos:
- El Control de Gestión nos debe ayudar a concretar e individualizar los “objetivos estratégicos”: hacerlos “humanos” y “comprensibles”. En mi opinión, es una gran labor de tutelaje (ahora llamado “mentoring” o “coaching”) para alinear los comportamientos de todas las personas de la empresa con los objetivos que queremos conseguir.
- El Control de Gestión debe mirar al futuro. Tiene una gran capacidad predictiva que debemos aprovechar. El pasado, pasado está. Es necesario conocerlo, y aprender de lo ocurrido, pero ya no lo podemos modificar. En este contexto, el Control de Gestión debe convertirse en una potente palanca de aprendizaje y de mejora permanente del rendimiento y desempeño en nuestras organizaciones. Debe tener, por tanto, un carácter “proactivo” y orientado a la acción. Es un pilar básico de la estrategia de “mejora continua”.
- El Control de Gestión es la “fuente de información” para la gestión eficaz en la empresa. Tiene que ser capaz de proveer la información rigurosa, veraz, fiable y oportuna que necesitan los diferentes gestores de nuestra organización para realizar adecuadamente las funciones que tienen asignadas. Aprovechemos estas capacidades.
Como corolario de todo lo dicho, en mi opinión, el Control de Gestión, en el contexto de la empresa actual, debe focalizarse fundamentalmente en la “generación de valor”. Por esa vía es por donde podremos conseguir la relevancia que debe tener la función de Control en nuestras Organizaciones.
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