La mayoría de las presentaciones son aburridas. Así que como estamos hasta el moño de ver diapositiva tras diapositiva repleta de texto, nos gustaría mostrarte que existe otra forma de entender las presentaciones y conectar con tu audiencia, en solo tres pasos.

Paso 1: El mapa mental

Aléjate del ordenador, toma una hoja de papel grande y empieza con el mapa mental . Coloca en el centro del papel el título de tu charla: no tiene por qué ser el definitivo, es solo para centrarte en lo que vas a contar: ¿Por qué está ahí tu audiencia?

Coloca estas tres ideas alrededor del título asignado a la charla: situación actual, problema y solución y desarróllalas: apunta las ideas que se te ocurran en la pizarra y ve uniendo con flechas los diferentes conceptos. Adapta el contenido a tu audiencia y al tiempo disponible el día de la charla.

Paso 2: El mensaje y la historia

Toda esa información plasmada en la pizarra debe poder sintetizarse en una frase: el mensaje. Es esa única cosa que quieres que tu audiencia recuerde tras asistir a tu charla.
El siguiente paso es envolverlo con una historia. Las personas recordamos mucho mejor las cosas si hay un hilo conductor que une los fragmentos de información. Afortunadamente, ya hemos dado los primeros pasos para que nuestra presentación sea una historia, ya que consta de introducción, nudo y desenlace: las tres partes que pusimos en el mapa mental y que hemos llamado situación actual, problema y solución.

Paso 3: Las diapositivas

Antes de encender el ordenador y ponerte con las diapositivas, es necesario trabajar en tu storyboard. Coge unos postits e imagina que cada uno de ellos es una diapositiva. En ellos, escribe los siguientes títulos:

  1. Título y autor. Un título impactante para que el público asista a nuestra charla. Coge el título del mapa mental y conviértelo en la versión definitiva.
  2. Situación actual. En la parte trasera del postit escribe el esquema del texto que deberías exponer mientras esa diapositiva aparece en pantalla.
  3. Problema. Procede igual que en la anterior.
  4. Solución. Igual que en las dos diapositivas anteriores, centrándote en beneficios, no en características. ¿Qué es útil para mi audiencia? ¿Qué es lo que necesitan?
  5. Resumen y llamada a la acción. En esta diapositiva debe aparecer tu mensaje, el nombre de tu solución y no olvides decir qué es lo que tiene que hacer la audiencia a continuación.

El siguiente paso es dibujar en los postits una imagen que refuerce la información que quieres transmitir. Evita dibujar lo que pone el texto de la diapositiva: se trata de reforzar lo que dices con una imagen que transmita emoción.

Ahora, enciende el ordenador para trasladar la información contenida en esos postits a diapositivas.

Usa una plantilla similar a la siguiente, que te permitirá alinear textos e imágenes, consiguiendo regularidad a lo largo de tu presentación.

Recuerda que además de las diapositivas, tendrás que preparar documentación para entregar a tu audiencia al final de tu presentación. Las diapositivas son el refuerzo visual para tu discurso, mientras que la documentación es lo que la audiencia puede usar para profundizar en lo que has contado.

¿Preparado? ¡Pues manos a la obra!
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